Villanueva de Duero, un pueblo empeñado en recuperar sus tradiciones

Del 12 al 15 de octubre Villanueva de Duero vuelve a 1922 con su Feria de Oficios. Un pueblo que recupera los oficios de sus abuelos, sus costumbres, sus juegos y sus vivencias, y que lucha porque mantelerlas en el tiempo a través de la transmisión oral. 

En el pueblo de Villanueva de Duero, la magia del pasado cobra vida cada año durante cuatro días mágicos que celebran las tradiciones y el legado de generaciones pasadas. Los habitantes de este acogedor rincón de la historia rural se unen con sus antepasados, sacando del olvido las reliquias de sus baúles: las ropas de sus abuelos, las herramientas de oficios olvidados, y los recuerdos que evocan tiempos pasados.

Todo comienza el jueves 12, cuando la Plaza Mayor se ilumina con la luz de las lumbres, donde las trébedes y los morillos danzan al calor de las llamas. Los Narradores de historias, con su verborrea inigualable, nos transportan a épocas pasadas, tejiendo cuentos que oscilan entre lo real y lo imaginario, entre historias que descansan en las páginas de libros antiguos y aquellas que nacen de la creatividad de sus voces. 

El viernes, el traslado de los bueyes desde la Fuente de lavar a la Plaza Mayor, recordando la gran labor que hacían los bueyes en las labores del campo y en la vida cotidiana del pueblo. Seguidamente se inaugurará la exposición “Cargas, tiros y arreos del ganado del siglo XX”.

Villanueva de Duero, se convierte durante el sábado 14 y el domingo 15, en Aldeanueva, un pequeño municipio castellano-leones que sigue arando la tierra con el “arado romano”, trilla la mies con el trillo tirado por mulas, los niños juegan en la calle con los aros, las herraduras y saltan a la comba después de asistir a las clases en la Escuela mientras los más mayores juegan a la calva.

Todo dará comienzo a las 12,00 h. con el pregón realizado a través de las voces del grupo de música tradicional Enredabailes a base de canciones de trabajo  .

Los sonidos en Aldeanueva son los del alguacil anunciando todo lo que acontece en la Villa, al Vocero pregonando el periódico “La Voz de Aldeanueva”, el herrero martilleando en la fragua, el carpintero diseñando un nuevo tajillo, el sonido del chiflo del afilador que viene afilando cuchillos y navajas, y los instrumentos musicales creados por el constructor experto en los sonidos más tradicionales

Sus calles huelen al pan recién hecho en el horno de adobes, a castañas asadas, al dulce olor de las hojuelas, las almendras, los periquitos y los dulces de mermeladas, al mosto recién pisado por los lagareros, el queso y al requesón realizado por las queseras y como no podía ser de otra manera a la comida hecha encima de las trébedes y los morillos para mostrar como a fuego lento se pueden preparar las mejores recetas de nuestras abuelas.

El barbero y las peluqueras se encargan de afeitar, cortar y peinar, demostrando su arte con la navaja, la tijera y el peine. El zapatero creando unas botas y unos zapatos para el duro día del campo, al sillero reforzando nuestras sillas de anea, la relojera enseñándonos como se arregla un reloj de bolsillo, el lampista el funcionamiento de la radio, el taller de bicicletas arreglando motocicletas y  vespinos, además de los adoberos que nos enseñan a hacer los adobes con barro y paja.

Vemos la destreza de las manos de los cesteros y mimbreros creando todo tipo de cestos y útiles necesarios para la casa, el alfarero con su torno de pie, las modistas, retaceras e hilandera creando las prendas de vestir y del hogar, el guarnicionero manejando hábilmente la piel, el calígrafo mostrando las más bellas letras, las encuadernadoras vistiendo los libros, el pintor plasmando en un lienzo las imágenes del día,

Veremos los paseos del quiosquero con sus dulces y poniendo orden en toda la plaza el cura y la guardia civil.

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